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Agustina Bazterrica: lo inquietante en la literatura contemporánea

Ruth Castro / El Astillero Libros


Leer Diecinueve garras y un pájaro oscuro ha sido como abrir una ventana a mundos que no reconocemos de inmediato, pero que se sienten cercanos. Durante nuestras sesiones semanales, cada cuento nos llevó por caminos insólitos: historias que combinan lo cotidiano con lo inesperado, donde lo perturbador se siente natural y lo familiar se vuelve inquietante.


El estilo de Bazterrica es directo pero cargado de textura: las palabras son precisas, pero evocan sensaciones y preguntas que permanecen después de cerrar el libro. Sus relatos no se conforman con narrar: invitan a mirar, a cuestionar, a sentir el mundo desde un ángulo inesperado. Lo que parece sencillo al inicio se va llenando de capas, de tensión silenciosa, de ironía y de reflexión.


Si este libro les atrapó, vale la pena explorar sus otras obras: Matar a la niña (2013), Cadáver exquisito (2017) y Las indignas (2023). Bazterrica no solo escribe cuentos o novelas: ofrece espejos en los que nos vemos de manera inesperada, y eso es un regalo para cualquier lector curioso.


Agustina Bazterrica se inscribe en una tradición literaria latinoamericana de autoras que han explorado la violencia, lo perturbador y lo siniestro, tanto en el siglo XX como en la actualidad. Sus antecesoras, como Amparo Dávila, Silvina Ocampo y María Luisa Bombal, abrieron caminos con relatos donde lo cotidiano se tornaba inquietante, donde lo doméstico y lo psicológico se teñían de terror y horror existencial. En la segunda mitad del siglo XX y en el siglo XXI, autoras como Mariana Enríquez, Samantha Schweblin, Fernanda Ampuero, Mónica Ojeda y Liliana Blum continúan explorando estas temáticas desde una perspectiva crítica y feminista, mezclando lo grotesco, lo político y lo íntimo para hablar de violencia de género, abuso, poder y deshumanización. En este panorama, Bazterrica se inserta con fuerza: en obras como Cadáver exquisito o Las indignas combina distopía, violencia social y corporalidad, sumándose a esta genealogía de escritoras que utilizan el horror como herramienta para mirar de frente lo que la sociedad prefiere ignorar.



 
 
 

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